PERIODICIDAD

Lo que hemos venido denominando Función del Señor, como fiesta de Tocina de antiquísimas raíces, se fundamenta en una serie de actos y cultos en torno a la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, cuya organización, en su mayor parte, compete a la Hermandad de la que es principal titular.

Actualmente, y con periodicidad anual, el programa festivo de la Función del Señor abarca casi toda la primera quincena del mes de septiembre. La celebración en sí la conforman los actos regulados de la Hermandad. Debemos tener en cuenta que la conmemoración, pese a la proyección popular que tiene, nace en el seno de una Hermandad, por ello el carácter religioso de la fiesta.

Los actos y cultos preparados por la Hermandad constituyen la totalidad de la programación festiva de la Función del Señor. Seguidamente, argumentamos la celebración.

En los primeros días de septiembre, desde la ermita de Ntra. Sra. de la Soledad, tiene lugar el TRASLADO de la sagrada imagen a la iglesia parroquial. El motivo del mismo, no es otro que llevar al Cristo al templo superior, en este caso, la iglesia parroquial de san Vicente mártir, para que lo presida y reciba los cultos de septiembre. El traslado es el nombre que recibe la procesión que se efectúa desde la citada ermita hasta la parroquia. Para ello, se forma un cortejo precedido por la cruz parroquial y dos faroles de mano, seguido de dos filas de personas con luz. Tras las filas, se dispone la presidencia, el cuerpo de acólitos ceriferarios y turiferarios, las andas con el Crucificado y, por último, el pueblo fiel que acompaña. Asiduamente, el traslado tiene lugar a las diez de la noche. Con el repique del campanillo de la ermita, y el estruendo continuo de cohetes, comienza el discurrir hasta la iglesia. Varias calles comprenden el itinerario del mismo, muchas de ellas mostrando el alumbrado extraordinario característico de estas fechas. El Cristo va arropado de una considerable muchedumbre, y es recibido a su llegada con el repique general de las campanas. Depositadas las andas en las gradas del presbiterio, la bendita imagen queda expuesta a la veneración de los fieles, que formando interminables filas, participan del besapiés.

Pasados unos días, el día 9 de septiembre da comienzo en la iglesia parroquial el SOLEMNE QUINARIO, cultos que se prolongarán hasta el día 13. Cada día de quinario principia a las ocho y media de la tarde con la exposición mayor del santísimo sacramento, el rezo del santo rosario y letanías, y la práctica del ejercicio espiritual del día, basándose en la antigua novena propia de 1863. Finalizado este ritual, se celebra la eucaristía con predicación, oficiada por un sacerdote designado al efecto, corriendo la parte musical a cargo del coro de la Hermandad. Los oficiales de la junta, por tener a su cargo la dirección de la Hermandad, se sitúan en la mesa de presidencia. El quinario es muy concurrido, llenándose todas las naves del templo.

A elección de la junta de gobierno, a uno de los días de quinario, emplaza a los nuevos hermanos del ejercicio en curso, recibiéndolos mediante el JURAMENTO E IMPOSICIÓN DE CRUCES, y haciendo entrega de credenciales.

En la noche del día 13 de septiembre, NOCHE DE VÍSPERAS, a la conclusión del quinario, y en torno a las once de la noche, se celebra PROCESIÓN EXTRACLAUSTRAL DE SU DIVINA MAJESTAD bajo palio por las calles colindantes al templo, con cortejo similar al del traslado, entre el repique de campanas y el lanzamiento de un sinfín de cohetes, ante la luminosidad de los arcos triunfales de las calles, que ofrecen un maravilloso marco festivo. Da cierre a la procesión sacramental, la bendición y reserva solemnes.

En esa misma vigilia de vísperas, al filo de la medianoche, en el interior de la iglesia, la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz es entronizada en su paso procesional. Es el acto de la SUBIDA AL PASO, que en los últimos años ha adquirido bastante popularidad. Centenares de personas llenan las naves parroquiales, para presenciar entre oraciones y coplas, la subida del Crucificado al paso en el que procesionará al día siguiente. El acto se inicia con el traslado de la sagrada imagen que, portada por sus hermanos costaleros, es conducida desde el presbiterio hasta el paso, situado éste debajo del balcón del coro. Poco a poco, con la ayuda de unas sogas y el cuidado de varios hermanos, casi en penumbra, se va elevando hasta llegar al monte del paso, donde queda fijado, e instantes después, se produce la primera levantá, dedicada a todos los enfermos y fallecidos del pueblo, y el paso comienza a moverse a lo largo de la nave central del templo. Tocina es ya un hervidero de emociones. Finalmente, el paso es colocado en el mismo presbiterio del altar mayor, que de pronto se ilumina. Desalojada la iglesia,  se emprende el exorno floral del paso, habituando la capilla mayor para la celebración de la función religiosa de la mañana siguiente.

Justamente después del acto de la subida al paso, se lanza una gran cohetada y se quema en una de las calles céntricas un vistoso toro de fuego.

Al amanecer del día 14 DE SEPTIEMBRE, día de la FUNCIÓN DEL SEÑOR, fiesta mayor que Tocina dedica al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz en la festividad litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz, estallan miles de cohetes y tracas, anunciando el día grande del pueblo. En torno a las ocho de la mañana, hace su entrada en la villa una banda de música, recorriendo las calles en alegre DIANA FLOREADA. Al compás de la música estallan los cohetes en el cielo. Muchas personas se suman al pasacalles musical, y el vecindario se afana en ultimar el exorno de las calles. En cada casa hay un nerviosismo especial; se abren las puertas de par en par y el júbilo que trae el día hace que la Tocina más auténtica salga a flote.

A las doce de la mañana, tiene lugar la FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO. Consistente en una concelebración eucarística, es la ceremonia religiosa interna que goza de más significado para el pueblo. No se concibe un 14 de septiembre sin la función de iglesia del mediodía. De hecho, la denominación de los festejos, en parte, alude a ella: Función del Señor –la función de iglesia del día del Señor–.

La banda de la diana, como preludio de dicha celebración, interpreta su repertorio musical en la plaza de la Constitución – vulgo De la Iglesia–. Y al compás de la vibrante música, y el repique de campanas, el pueblo acude a misa. Se ven mujeres tocadas con la clásica mantilla española. Los vecinos lucen ese día sus mejores galas.

En las puertas del templo se sitúan bellas señoritas postulando para la Hermandad y prendiendo en los escotes y solapas los moñitos del Cristo.

Comienza la ceremonia, con asistencia de las autoridades locales –señores alcalde, juez de paz y comandante de puesto–, mandos y oficiales de la Guardia Civil, representaciones de todas las hermandades y grupos parroquiales, antiguos hermanos mayores de la Hermandad con vida, la junta de gobierno en pleno, y numerosos hermanos y vecinos.

La Eucaristía es oficiada por el Director Espiritual de la Hermandad, auxiliado por diáconos y monaguillos, y concelebrada por los que en su día fueron párrocos del lugar, que acuden a esta cita anual considerando la particularidad del día, y la ocasión idónea para el encuentro con sus antiguos feligreses.

En el transcurso de la función de iglesia, la Hermandad formula pública PROTESTACIÓN DE FE CATÓLICA, en la que los hermanos y el pueblo en general, desfilan besando los santos Evangelios, ante la mirada del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, y a presencia del Hermano Mayor, el Secretario General y las insignias de la institución. En la parte musical interviene la banda de música y el coro de la Hermandad, aunque en ocasiones, actúa también una coral polifónica.

Acabados los oficios religiosos, se celebra la COPA DE HERMANDAD, que se alarga hasta bien entrada la tarde, dando  paso al PASACALLES MUSICAL que precede a la salida procesional de la noche.

En torno a las ocho de la tarde, la banda de cornetas y tambores o la agrupación musical que haya sido contratada para el acompañamiento de la procesión del Señor, realiza el pasacalles.

Sin solución de continuidad, a las nueve y media de la noche se produce la salida del Cristo, el encuentro del Señor con su pueblo, que impaciente aguarda abarrotando la plaza. Acompañando a la PROCESIÓN GLORIOSA de la venerada imagen van las diferentes hermandades de la feligresía, en representación corporativa, portando varas y sus respectivos estandartes. La presidencia la componen los miembros de la junta de gobierno, el clero y las autoridades locales, y se sigue el cortejo acostumbrado. Tras el paso del Señor escoltado por oficiales voluntarios de la Guardia Civil, van dos filas de personas alumbrado cumpliendo con alguna promesa, rogando o en acción de gracias, muchas con los pies descalzos. La banda en formación es la que cierra el cortejo procesional.

La salida se anuncia con una cohetada. El Cristo progresivamente va visitando las principales calles de la población, que exhiben ORNATO ESPECIAL. El vecindario está completamente en la calle. Se aprecia la concurrencia de forasteros y paisanos que residen en otras poblaciones. Cada calle es un torrente humano en torno al Cristo. En un lugar predeterminado por la Hermandad, se quema un vistoso CASTILLO DE FUEGOS DE ARTIFICIO.

Después de varias horas, se pone fin a la procesión en torno a las cuatro de la mañana. Los últimos tramos, se hacen más íntimos y mágicos, sobre todo el paso por el popular barrio del Polvito, de gran solera, que ofrece unas calles estrechas adornadas con bastante mérito.

Introducido el paso del Señor en la iglesia parroquial, después de haber abrazado y bendecido a su pueblo, los acordes de la marcha real y la última cohetada, clausuran el día grande de Tocina.

El 15 de septiembre, festividad litúrgica de los Dolores Gloriosos de María, la Hermandad celebra una FUNCIÓN RELIGIOSA en la ermita, en honor de su amantísima titular, Ntra. Sra. de la Soledad en sus Dolores, que finaliza con el canto del Himno, quedando la Virgen expuesta en BESAMANOS en su camarín.

El primer viernes después de las fiestas, la imagen del Señor es devuelta a la ermita de Ntra. Sra. de la Soledad. Así, Tocina, un año más, renueva su devoción al Crucificado. De nuevo, se realiza un TRASLADO, con el que se pone fin a la Función del Señor.

Sin embargo, debemos sumar otro acto más al programa festivo de la Función del Señor, por enmarcarse en la primera mitad de septiembre. Nos referimos a la entrega de los PREMIOS LOCALES ANUALES CUATRO SANTOS, que convoca y concede la Asociación Cultural y Deportiva Hermandad de la Vera+Cruz de Tocina. Esta asociación, legalmente constituida, nace en el seno de la Hermandad, y desde su fundación, mantiene un estrecho vínculo con ella, organizando una serie de actividades a lo largo del año. Pues bien, cada 4 de septiembre, aprovechando la función solemne que se celebra en la iglesia parroquial en honor de los Santos Patronos, la Asociación procede a la entrega de los citados premios; galardones que tienen como finalidad agradecer y reconocer las trayectorias más destacadas en los diferentes ámbitos de la vida en nuestra localidad y Andalucía, y aquellas actitudes que son referentes del comportamiento social y que contribuyen al engrandecimiento del mismo. De entre todas las distinciones hechas efectivas, se pueden citar algunas: D. José Chamizo de la Rubia, Defensor del Pueblo en Andalucía; Asociación Costaleros de un Cristo Vivo, de Sevilla; Asociación Provincial de Sevilla de Amistad con el Pueblo Saharaui; Congregación de Hermanas de la Cruz; Cruz Roja Española; Fundación Gerón; Asociación Cultural Guadalrosal; S.E.R. Don Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Arzobispo de Sevilla; Fundación Banco de Alimentos, de Sevilla; Asamblea Española de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Malta y de Rodas, entre otras.

Hasta aquí, el programa oficial. Pero debemos mencionar que, al margen de los actos y cultos organizados por la Hermandad, el pueblo hace suyas una serie de ACTIVIDADES VECINALES, en las que prima la convivencia durante varios días. Es la parte profana de la fiesta.

El vecindario está plenamente identificado con esta fiesta. La tradición heredada hace que la fiesta del 14 de septiembre, totalmente arraigada, constituya para Tocina, aunque suene a perogrullada, su patrimonio religioso–popular más representativo e idiosincrático.  Ninguna fiesta de entre todas las que se celebran el resto del año, congenia más a los tocinenses. Y así, lo entiende el ánimo colectivo de este pueblo.

Como decíamos, los naturales trasladan su fiesta al plano más personal. Así, en los días de quinario, sobre todo, los que coinciden más próximos al fin de semana, se organizan BANQUETES VECINALES en las calles. Almuerzos y cenas comunitarias que se intensifican el 13 de septiembre, día de la víspera. Durante la noche que va del día 13 al 14, se localizan numerosas fiestas vecinales en las calles, a la luz de los característicos arcos.

Destaca por su tradición la VERBENA POPULAR de la barriada Cristo de la Vera+Cruz, documentada desde 1966, que llegó a tener hasta reina y damas de honor propias para las fiestas. Esta verbena que aún se mantiene gracias a los vecinos y al Ayuntamiento, da comienzo en la tarde–noche del día de la víspera, con la actuación de un grupo musical que ameniza el baile hasta altas horas de la madrugada. Al día siguiente, 14 de septiembre, los vecinos organizan una serie de concursos populares, tales como carreras de cinta en moto, carreras de sacos y de bicicletas en las distintas categorías, piñatas…, cuyos mejores competidores son premiados. Para el refrigerio de los asistentes se instalan varios ambigús, que también preparan el sonado potaje para el almuerzo del día 14, que se distribuye desinteresadamente al público allí congregado.

En cada banquete o verbena vecinal, se comparte la buena mesa, en la que no faltan los exquisitos manjares que las señoras han elaborado, y se tiene hospitalidad con el visitante. La música suena mediante sistemas de sonido instalados y se aprovecha el  tiempo para el lanzamiento de cohetes.

El pueblo durante las fiestas de la Función del Señor está profusamente engalanado. Por la noche, las calles están totalmente iluminadas gracias a los innumerables arcos que se levantan a lo largo de toda la carrera procesional. Son días de fiesta, de muchos cohetes, de un trasiego constante, de ir y venir, de preparativos y mucha convivencia. Son días que Tocina reserva en su particular calendario para la alegría y el esparcimiento.

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